Para empezar con un punto básico de orientación y enfoque en esta charla: lo que discutiré no tiene por objeto “suplantar” ni sustituir a “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad” (y el folleto Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos que contiene “Hacer y emancipar” y “Sobre la posibilidad de la revolución”, además de “Puntos esenciales de orientación revolucionaria — en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución”)* .
“Hacer y emancipar”: ¡ahí voy otra vez “citándome a mí mismo”! [Risas]
Dadas ciertas acusaciones de que mi “costumbre” de citar a mis previas obras es de algún modo “rara” —y que supuestamente esta evidencia que me muevo dentro un “mundo autocentrado” en que mi propio pensamiento es el único punto de referencia—, déjeme empezar con unas observaciones sobre esto, ya que da una oportunidad de tratar algunas cuestiones importantes de método y enfoque.
En términos esenciales, esta “acusación” en sí refleja que se entiende de manera errónea la relación entre la teoría y la práctica y más específicamente no se capta (o se ve de manera tergiversada) la base y el propósito con los cuales los comunistas deben aplicar el materialismo dialéctico para aprender acerca de la realidad y el papel particular de los líderes comunistas en este sentido — y para analizarlos y sintetizarlos. Los siguientes señalamientos tratan al menos una buena parte del quid del asunto.
Primero, el propósito de mis escritos y charlas y en efecto todo que hago como líder comunista es aplicar el punto de vista y método del materialismo dialéctico para seguir desarrollando un análisis científico del mundo y para dar dirección en su transformación radical hacia la meta de la revolución y el objetivo final del comunismo.
En esta conexión, aunque yo debo sujetarme y me sujeto a cumplir un criterio muy alto en términos de integridad intelectual y rigor y aunque respeto a los que aplican los mismos criterios en la esfera del trabajo académico, no tengo el mismo propósito y enfoque que los especialistas académicos que no juegan el papel de líderes comunistas. Mi responsabilidad, en mi papel dirigente particular, abarca (aunque no se limita a) el tratamiento de las contradicciones más fundamentales y los problemas más urgentes en relación a hacer la revolución y avanzar hacia el objetivo final del comunismo, y dar dirección a otros en ese proceso. Un aspecto de todo eso es hacer continuamente, y popularizar, un análisis y valoración del “terreno político” siempre cambiante — las condiciones objetivas y el papel de diferentes fuerzas políticas y sociales en relación a esas condiciones objetivas. Otra dimensión importante de esto es tratar las interrogantes que tienen los proletarios y otras masas básicas, además de gente de otras capas, particularmente con respecto a las cosas que les puedan pesar y puedan representar obstáculos en relación a su capacidad de ver tanto la necesidad y la posibilidad de la revolución comunista, como actuar sobre esa base — que son interrogantes que la mayoría de los académicos ignoran en gran parte y de las que muchos de ellos ni tienen idea francamente. En un sentido más amplio respecto a la teoría y el trabajo intelectual, mi papel particular no es solamente de trabajar yo mismo para cumplir con las necesidades urgentes y profundas en la esfera de desarrollar la teoría, línea y orientación estratégica, para servir a la meta de la revolución y el objetivo final del comunismo, sino también para inspirar —y sí, provocar— a otros en este respecto y más generalmente en términos de tomar la iniciativa en el trabajo con las ideas y bregar en la esfera de la teoría hablando ampliamente; para ayudar a poner unos cimientos que se profundizan continuamente y un marco en desarrollo para los que buscan aplicar el punto de vista y método del comunismo para entrar en el trabajo teórico y analítico en un amplio ámbito de esferas; y para presentar retos a otros de fuera de las bases de los comunistas a que entren seriamente con tal método y enfoque comunista y la teoría y el análisis que resulten de la aplicación de ese método y enfoque.
De acuerdo con la orientación y los objetivos con los cuales le entro al trabajo con las ideas, particularmente en el caso de las charlas que doy, a menudo no adopto un “formato académico” —en que se requeriría que se incluyeran citas y fuentes más extensas y sistemáticas para lo que menciono (declaraciones, hechos, etcétera), especialmente en el caso de que puedan ser muy discutidas las conclusiones que saco— aunque, especialmente cuando presento las cosas en forma escrita, en general incluyo tales citas y fuentes. Pero, no obstante, los argumentos que presento y las conclusiones que señalo son el producto de estudio serio y reflexión, y conllevan una invitación —y de nuevo a menudo una provocación consciente— a investigar lo que estoy diciendo, a corroborar (o quizás desmentir) lo que he planteado y a entrar más profundamente en las cuestiones importantes ligadas con esto.
Segundo, es obvio cuando uno lee mis escritos (o al menos es obvio para cualquiera que los lee sin cierta dosis de cinismo) que con frecuencia cito y exploro las observaciones de muchos otros, que analizan las cosas desde muchos puntos de vista diferentes y que continuamente someto a un interrogatorio a mi propio pensamiento al mismo tiempo que pretendo aprender lo que puedo de las observaciones y análisis de otros, entre ellos aquellos con que no estoy de acuerdo, con los que incluso tal vez disiento fuertemente.
Tercero, en las situaciones en que “me cito a mí mismo” sucede que en general, con respecto a algo que yo considero pertinente, nadie más está hablando de las mismas cosas ni está analizando estos problemas de la misma manera. Si no ha cambiado lo que pienso acerca de un punto particular y el punto guarda relación con lo que se está tratando en ese momento, no tiene sentido después de haber luchado anteriormente para sintetizar algo en la formulación más precisa que puedo desarrollar, doy la vuelta y replantearla de una manera tal vez menos precisa (en lugar de simplemente citar lo que he dicho previamente sobre el punto en cuestión y lo que todavía creo que es cierto).
Cuarto y a manera de resumen, de ninguna manera se trata de ser “lineal” y “autocentrado”, sino que sí se trata de partir de lo que se ha sintetizado previamente y de avanzar sobre esa base, mientras que se asimila en la síntesis en desarrollo los elementos que se han aprendido de otros además de la realidad más ampliamente, lo que incluye pero no se limita a un resumen de la práctica de nuestro partido en la aplicación de nuestra línea.
En otras palabras: aunque no tiene un carácter “lineal” el desarrollo en curso de mi obra y de mi papel como líder comunista, sí tiene cierta continuidad, aunque también hay rupturas y rompimientos — con una parte del pensamiento de los anteriores comunistas y con una parte de mi propio pensamiento previo.
En cualquier momento dado, cuando cito mis propias obras —o aquellas de otra persona— lo hago al servicio de este proceso en curso. Además, mientras que aprendo de muchas personas y obras diferentes, con muchos puntos de vista diferentes y hago referencias a ellas, en aquellas situaciones en que la referencia más pertinente en efecto corresponde a una de mis propias obras o declaraciones, no voy a fingir lo contrario, en una farsa de modestia mal dirigida ni actuar sobre la base de una reverencia mal dirigida a los “buenos modales académicos”.
Hago un breve paréntesis adicional aquí a fin de profundizar más acerca de algunos aspectos importantes de método y enfoque: además de las lecturas muy extensas que he hecho, a causa de tener un anhelo general de conocimiento (y por razones estéticas) antes de llegar a ser comunista —explorando obras en muchas esferas diferentes de parte de diversos autores con muchos puntos de vista diferentes, aunque en su abrumadora mayoría no marxistas— desde el tiempo, hace 40 años, cuando que me volví comunista y específicamente en relación a mis responsabilidades como líder comunista y mientras que en un sentido fundamental dirigía activamente a este partido (y a la Unión Revolucionaria antes), he leído una gran parte de los escritos de Marx y Engels —incluidos los tres tomos de El capital de Marx y la mayor parte de Teorías sobre la plusvalía, además del Grundrisse, las obras de Engels como Anti-Dühring, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana y El origen de la familia, la propiedad privada y el estado— además de los escritos de Marx y Engels sobre la religión, junto con casi todos los aproximadamente 40 tomos de Lenin publicados en inglés, los 13 tomos de Stalin publicados en inglés (y los discursos de Stalin durante la Segunda Guerra Mundial —o, como él la llamaba, “la gran guerra patriótica”) además de sus escritos después de la Segunda Guerra Mundial (entre ellos los títulos tales como “Problemas económicos del socialismo en la URSS”) y todas las obras oficialmente publicadas de Mao en inglés, además de todas las obras “no oficiales” de Mao que pude encontrar en inglés, y además un gran número de trabajos teóricos del Partido Comunista de China de cuando Mao lo dirigía, tales como la polémica contra los revisionistas soviéticos y muchísimos artículos de Pekín Informa (según se llamaba entonces) y otras publicaciones del período general de la Revolución Cultural. También he leído cientos y cientos de otros libros, además de innumerables ensayos, artículos, etcétera, sobre una amplia gama de temas (filosofía, religión, poesía, música, deporte y otros campos de la cultura, y la ciencia —tanto las ciencias naturales como las sociales— y demás), que exponen una amplia gama de puntos de vista (comunistas, seudo comunistas y falsos comunistas, no comunistas y francos anticomunistas), con análisis y críticas del movimiento comunista internacional y específicamente de la Unión Soviética y China (además de análisis y comentarios con respecto a Cuba, Vietnam y otras luchas revolucionarias); y he leído literalmente miles y miles (probablemente decenas de miles) de cuartillas de informes sobre el trabajo de nuestro propio partido en todas las varias dimensiones de ese trabajo, además de llevar a cabo discusiones y una correspondencia muy extensa con otros a diversos niveles en nuestro partido sobre todas estas cosas (nuestra propia práctica así como la práctica de otros en el movimiento comunista y una gama mucho más amplia de la experiencia y pensamiento de la humanidad) y una importante cantidad de intercambio de ideas con otros de fuera del partido. Además, en los últimos años he leído de nuevo la Biblia y el Corán, además del Libro de Mormón y otras escrituras religiosas además de tratar los escritos y charlas sobre la religión de varios estudiosos que tienen varias perspectivas.
Como debe quedar claro por mi referencia a las obras de las escrituras y mitología religiosas, ¡no digo que existe una relación de uno a uno entre leer cosas y conocer de manera acertada la realidad! No sostengo que el hecho de que he leído todas estas cosas y demás significa que mis ideas (o alguna idea mía particular) son necesariamente correctas. Se necesita constantemente seguir aprendiendo de varias fuentes y se necesita constantemente someter las ideas propias al interrogatorio de otros pero también y de manera más fundamental someterlas a la prueba de la realidad — para determinar si estas ideas en verdad corresponden a la realidad. Además, lo que tiene más importancia que la cantidad de cosas que uno ha leído, es el enfoque y método que uno aplica a sus lecturas, a la interacción con las ideas y con la realidad en general (no debemos olvidar el mordaz comentario de Mao que gente como Kautsky había leído muchísimos libros, pero con tales revisionistas, ¡cuanto más lean, más tontos se vuelven!). Pero lo importante es que todo que he mencionado aquí —el estudio de las obras “clásicas” marxistas y otras obras con un punto de vista marxista en general, de las obras de otros con puntos de vistas no marxistas, antimarxistas y anticomunistas en muchas esferas, el estudio de los informes y el trabajo de nuestro partido en varios campos, el intercambio de ideas con personas de dentro y de fuera del partido, y demás— además de la continuación de todo eso como un proceso en curso (lo que incluye lo que yo he dicho y escrito previamente sobre la base del mismo proceso), es lo que tomo en cuenta en mi papel particular de líder comunista con respecto a la línea política e ideológica, programa, orientación y dirección práctica; y todo eso fundamenta y alimenta mis charlas y escritos.
Bien, huelga decir que ¡sería un tanto pesado intentar referirme a todo eso, ni hablar de enumerar o “dejar constancia” de todo eso, cada vez que doy una charla o escribo algo!
Pero todo eso está ahí como antecedente y como parte de una base — en constante desarrollo.
Estoy firmemente convencido que todo esto (que incluye las referencias a mi propia obra cuando eso en efecto es pertinente) es el modo correcto de obrar si en efecto la meta de uno no es simplemente de leer, y escribir y hablar, para sí mismo — ni conformarse a las reglas de la abstracción académica, en el sentido negativo de divorciar el conocimiento de la lucha para cambiar el mundo y en efecto convertirla en mercancía y capital (a fin de establecerse como “un muy buen lector, cosa sabida”, como cantó Bob Dylan en Balada del hombre delgado, burlándose del notorio “Mr. Jones”), sino que en cambio el propósito y la meta es continuar adquiriendo un conocimiento más completo, más profundo y más polifacético de la realidad en relación dialéctica con su transformación radical y dirigiendo a otros a transformarla radicalmente hacia la meta del comunismo — de acuerdo al principio que Marx recalcó en Tesis sobre Feuerbach (parafraseando): Los filosóficos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo — pero de lo que se trata es de cambiarlo.
*“Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, “Sobre la posibilidad de la revolución” y “Puntos esenciales de orientación revolucionaria — en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución” están en línea en revcom.us y en Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, un folleto de Revolución, 1º de mayo de 2008. [regresa]